Paso atrás con la educación sexual
Crecen reparos de expertos sobre nueva política en el sistema público de enseñanza
Por Gerardo Cordero / gcordero@elnuevodia.com
La nueva política de educación sexual adoptada en el sistema público de enseñanza representa nadar contra la corriente, según expertos de la conducta humana y educadores que consideran los cambios desvinculados de la realidad social que vive el País.
La normativa general, estipulada en la carta circular 15-2011-2012, responde a reclamos de cambios expuestos principalmente por el obispo católico de Arecibo, Daniel Fernández, entre otros líderes de sectores conservadores.
“Estamos dando pasos agrandados hacia atrás mientras en el resto del mundo imperan los movimientos inclusivos y de respeto a la diversidad”, opinó la doctora Vivian Rodríguez del Toro, catedrática de sicología en el recinto metro de la Universidad Interamericana.
Se refirió, entre otros aspectos, a que las disposiciones de la carta omiten la diversidad de género y adoptan un lenguaje de carga negativa ante conductas sexuales descritas como irresponsables o inadecuadas.
“Si tenemos hoy a los niños más expuestos a material sexual -que se recibe por internet en celulares, computadoras y otros aparatos- sin necesariamente la opción de aclararle el contexto de esos contenidos, es totalmente hipócrita invisibilizar grupos como los homosexuales”, sostuvo Rodríguez del Toro.
Para la educadora, lo que se necesita en el País es adaptar la educación sexual según las etapas de desarrollo de los alumnos, teniendo en cuenta su desarrollo sicoemocional y cognitivo.
“Es absurdo que le hablemos de abstinencia solamente si se sabe que ya muchos niños de 13 años están sexualmente activos”, dijo, al recalcar que se tienen que mantener los mecanismos de protección para los adolescentes y jóvenes que ya tienen relaciones.
Según cifras del Departamento de Salud, un 25% de nuestros jóvenes son padres antes de los 21 años y en pueblos como Maunabo, Patillas y Naguabo recién se ha notado una alta tasa de adolescentes embarazadas, aunque hubo bajas de esos embarazos a nivel isla a principios del 2000.
Alicia Fernández, presidenta de la Asociación Puertorriqueña de Profesionales, Educadores, Consejeros y Terapistas Sexuales, (Aspects), por su parte, planteó a El Nuevo Día que “hay puntos que crean dudas” en la carta circular, pero sobre todo recalcó la importancia de preparar personal certificado para implantar esa o cualquier otra política de educación sexual.
“Se tiene que crear un currículo bien estructurado de amplio alcance, no concebido como clase electiva porque no es cuestión de una charlita”, expresó, al referirse a que los alumnos de nivel intermedio suelen recibir una que otra conferencia sobre sexualidad humana y luego, a nivel superior, un curso de paternidad responsable.
“No estamos a favor del libertinaje, pero tenemos que enfrentar la sexualización de muchos niños y de la sociedad en general”, dijo Fernández, a quien también le preocupa la no alusión a la diversidad de género en la carta.
“Si hablamos de desarrollar valores como el respeto y la empatía, si no se considera la diversidad de género, lo que puede provocar es alentar el rechazo o la agresividad entre genero e intragénero, entiéndase hombre mujer; mujer-mujer; hombre-hombre”, puntualizó.
La directiva de Aspects recomendó certificar como educadores sexuales a todos los maestros, asignándolos a talleres como los que ofrece el Instituto de Servicios Educativos y Sicológicos de Puerto Rico y sugirió la misma formación para los padres.
Precisó que hoy miles de niños están expuestos a material sexual no adecuado a su etapa de desarrollo a través de películas, revistas, así como en manifestaciones de sexualidad inadecuada en la familia porque hay padres que carecen también de formación sexual saludable.
Si la familia es el primer ente socializador, es pertinente que el Departamento de Educación (DE) y otras agencias ofrezcan talleres a los padres para que estos les den una buena educación sexual a sus hijos, reconoció, por separado Emilio Nieves, líder de Unión Nacional de Educadores y Trabajadores de la Educación.
“La familia no tiene todas las herramientas y no hay talleres para los padres sobre educación sexual, solo iniciativas aisladas en coordinación con el Departamento de la Familia”, destacó Nieves.
Sin embargo, subrayó que al margen de lo que dice la pasada carta circular o la actual sobre educación sexual, el DE lo que ha hecho, en la práctica, es frenar este aspecto medular de la formación estudiantil al eliminar las plazas de los maestros de salud en el nivel elemental.
“Este es un tema que hay que atenderlo desde la niñez y cualquier propuesta se queda trunca si no tienes el personal especializado”, concluyó, al reclamar que se restablezcan esos maestros en los grados primarios.
La profesora Iris Goytía, adscrita a la Facultad de Educación de la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras, por su parte, observó que “se tiene que buscar un balance en todo”.
Aludió a la responsabilidad de padres y abuelos en la educación sexual de sus hijos, pero observó que por los estilos de vida que prevalecen se hace difícil cumplir esa tarea. Estimó que la escuela debería ser aliada y brindar talleres sobre salud y sexualidad integral a los adultos.
Sobre las iglesias, destacó que “no se pueden quedar en el siglo pasado” con pretensiones de conservadurismo extremo.
La nueva carta circular supone, por otro lado, descartar el uso de varios libros, guías y documentos que aluden a diversidad de género, así como aquellos con énfasis en métodos anticonceptivos variados, entre otros temas.
Aunque el libro “Sexuali dad: Sus conceptos básicos”, escrito por la doctora Gloria Mock, figura entre las referencias de la nueva carta circular del DE sobre educación en salud sexual en las aulas públicas, capítulos de esa obra que aluden a homosexualismo, lesbianismo y a diversos métodos anticonceptivos, no deberían ser presentados en las clases a tenor con el interés de sectores religiosos que reclamaron esta modificación en la política educativa. Textos como “Salud integral: un enfoque preventivo”, de la doctora Belarmina Morales Rivera o “Salud: Una guía para el bienestar”, de Mary Bronson y Don Merki, estarían más a tono con la nueva política, ya que destacan la abstinencia sexual, antes que métodos anticonceptivos, entre otros abordajes más conservadores.
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