La cera o cerilla de los oídos es uno de esos productos corporales que pocos quieren discutir en público.
En el pasado, esta sustancia llegó incluso a ser usada como bálsamo para labios y cataplasma para heridas.
Pero
la cera de los oídos tiene otras muchas cualidades. Algunos estudios
recientes señalan que funciona como un indicador de la acumulación de
sustancias tóxicas en el organismo e incluso podría ayudar a
diagnosticar ciertas enfermedades.
1. Cómo sale
Las células dentro del canal auditivo son únicas en el
organismo, ya que pueden migrar. "Si colocáramos una gota de tinta junto
al tímpano veríamos que poco a poco se desplaza hacia afuera en
cuestión de semanas por el movimiento de estas células", explicó Shakeel
Saeed, médico del Royal National Throat, Nose and Ear Hospital de
Londres, un centro especializado en otorrinolaringología.
Si ese
movimiento no tuviera lugar, el canal auditivo se taparía con células
muertas producto del proceso natural de renovación celular.
Este
fenómeno impulsa hacia el exterior la cera y se cree que el movimiento
de la mandíbula al hablar o comer ayuda en ese proceso. La cera es
producida por glándulas especiales en la piel del canal auditivo. El
nombre técnico para esta materia cerosa es cerumen.
Saeed señala
que la cerilla puede ponerse más oscura con la edad. Los hombres, por
otra parte, pueden tener más pelos en la oreja cuando envejecen y esto
puede dificultar la salida natural de la cera.
2. Tiene propiedades antimicrobianas
La cera de los
oídos contiene aceites, pero está constituida en gran parte por
queratinocitos, células epiteliales muertas además de otras sustancias.
Entre
1,000 y 2,000 glándulas producen péptidos antimicrobianos (un tipo de
moléculas), mientras que las glándulas sebáceas cercanas a los pelos
aportan a la mezcla alcoholes, una sustancia oleosa llamada escualeno,
colesterol y triglicéridos.
La producción de cera no varía mucho
entre hombres y mujeres. Tampoco entre jóvenes o viejos. Pero un nuevo
estudio indicó que el contenido de triglicéridos sí que baja en el
hemisferio norte de noviembre a julio.
La cera también contiene
lisozima, una enzima con propiedades antibacterianas. Otros
investigadores no están de acuerdo y aseguran que la cera es un medio
perfecto para la proliferación de bacterias.
3. De dónde venimos importa
Las
personas de origen asiático producen un tipo diferente de cerumen, de
acuerdo con científicos del Instituto Monell en Philadelphia. Un
pequeño cambio en el gen ABCC11 es responsable de una cera más seca y de
olores menos intensos en las axilas de individuos de China, Japón y
Corea.
El estudio del Instituto Monell midió la concentración de
12 compuestos orgánicos volátiles en las cerillas de individuos
caucásicos y asiáticos.
En 11 de los 12 compuestos, la cera de las personas blancas tenía más sustancias productoras de olores.
Kate
Prigge, investigadora de Monell, explicó que los científicos analizan
el olor de la cera, como un primer paso para determinar si ese aroma
podría servir para detectar enfermedades.
El instituto estudia una
enfermedad de causas genéticas llamada enfermedad de la orina de jarabe
de arce, que puede ser diagnosticada fácilmente a través del aroma de
los compuestos de la cera. Utilizar un hisopo (copito de algodón,
bastoncillo de los oídos) para obtener una muestra de cerilla es mucho
más barato que realizar un análisis de ADN.
El doctor Prigge
reconoce que su trabajo genera reacciones de sorpresa. "Si le cuento a
alguien que me dedico a estudiar los olores corporales generalmente se
ríe. Pero cuando explicamos cuánta información puede obtenerse a partir
de esos aromas la gente entiende por qué me dedico a esto".
4. Mejor un vacío que una jeringa
Carrie
Roberts tiene poco más de 40 años y desde hace tiempo tiene un problema
de cera excesiva en sus oídos. Ya su médico retiró la cerilla en
múltiples ocasiones con una jeringa. Cuando intentó usar un remedio
casero de aceites tibios acabó con los oídos tapados.
Roberts
decidió pagar por un tratamiento de microsucción, en el que el canal
auditivo es limpiado por una especie de miniaspiradora.
Saeed
prefiere utilizar en su hospital este método al de la jeringa. "Con la
jeringa uno va a tientas y ciegas, sin visión directa. Si uno usa agua
hay que hacer que el agua pase más allá de la cera para que pueda
expulsarla al salir".
"Si el agua no tiene por donde pasar no hay
que forzarla. No es común que se dañe el oído durante este procedimiento
pero puede suceder”.
En la microsucción, en cambio, el especialista mira el canal auditivo a través de un microscopio.
Carrie dice que tratamiento no le causó ningún dolor y fue muy rápido.
"Se
siente un poco como esos tubos de succión que le ponen a uno en la boca
cuando va al dentista, solo que en esta ocasión se trata del oído. Para
mí es mucho mejor que la jeringa ya que fue más rápido, no me sentí
mareada y no tuve usar aceites durante una semana luego del
tratamiento".
5. Puede ser un indicador de la contaminación
La
cera de los oídos, como otras secreciones, puede tener trazas de
ciertas toxinas en el cuerpo, por ejemplo, de metales pesados.
Existen también algunas enfermedades del metabolismo que afectan la cerilla.
Uno de los hallazgos científicos más notables relacionados con esta secreción fue un tapón de cera de 24 cm en una ballena azul.
A
diferencia de los seres humanos, que expulsan su cera y sus células
epiteliales muertas, estas ballenas la retienen. Así, se registra la
historia del animal al igual que los anillos en el tronco de un árbol
revelan la variación de épocas de lluvia o sequía a lo largo de su
historia.
La cera de la ballena fue analizada por Sascha Usenko,
un científico de la Universidad Baylor en Waco, Texas. Usenko y sus
colegas determinaron en base a la cera del cetáceo que en sus 12 años de
vida había entrado en contacto con 16 tipos diferentes de contaminantes
como pesticidas.
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